La ansiedad es una reacción normal que ponemos en marcha de forma automática. Está diseñada para ayudarnos a sobrevivir frente a un peligro real, pero se trata de una energía retenida que queda contenida en el cuerpo y se manifiesta a nivel respiratorio y muscular, y también cognitivo y emocional.
Es uno mismo el que la activa cuando está inmerso en situaciones con características que considera amenazantes o potencialmente frustrantes. Para fluir y dejarla ir contamos con diferentes recursos.
Si te encuentras desprovisto de recursos o del apoyo necesario para afrontar esas situaciones que te generan ansiedad, éste puede ser tu motivo de consulta.
El estrés puede producir una gran variedad de sensaciones: agitación, apatía, debilidad, dificultad de concentración…
Sufrir estrés es habitual en nuestro día a día.
Cuando el entorno ejerce demandas al organismo que superan su capacidad de gestión y respuesta, éste se sobrecarga.
Una situación constante de estrés nos impedirá vivir las experiencias de la vida de una forma plena y presente y es por su puesto un motivo de consulta en nuestro centro de psicólogos.
La sensación de sentirse superado nos impide el disfrute y la riqueza de cada momento. No hay tiempo suficiente, no hay calma para sentir, para pensar…
La tendencia a la perfección, a culparnos y a criticarnos puede hacer que nuestra autoestima se resienta.
Encontramos casos en los que durante el proceso de desarrollo de la persona y madurez, ésta no fue vista, aceptada o valorada por parte de personas significativas, no le fue dado su lugar.
De esta forma en la edad adulta le será difícil dárselo a sí misma ya que de alguna manera ha interiorizado un discurso crítico y descalificador que crea una realidad que prefiere evitar, lo que puede llevarle a aislarse o relacionarse de forma limitada.
Para solucionar esto debemos llegar a comprender qué nos ha llevado hasta ese punto mediante la guía de un terapeuta o psicólogo.
Búsqueda de sentido laboral y realización personal
La realización personal es una necesidad del ser humano.
Está muy relacionada con la autoestima. Si no se atiende uno a sí mismo, a sus deseos e inclinaciones personales, si no se siente merecedor de una vida mejor, no intentará aspirar a una realización personal plena.
Llegan momentos en la vida en los que uno toma consciencia de su situación y pone en marcha los mecanismos para mejorar tanto a nivel laboral como personal.
La autoaceptación y la autoescucha y el estar atentos a las oportunidades que nos rodean, trabajadas con el terapeuta pondrán en marcha los recursos para conseguir lo que realmente se desea.
Cuando algo importante del entorno desaparece nos encontramos en una situación de reajuste.
El duelo es el proceso de adaptación a la nueva situación de falta o carencia y dependiendo de la persona, momento y la pérdida puede llevar más o menos tiempo.
Cuando perdemos algo o alguien que ocupaba un lugar importante en nuestra vida, al mismo tiempo perdemos una forma de definirnos, de hablar de nosotros, por lo que es necesario atravesar esta transición y encontrar nuestra nueva identidad.