La depresión es a día de hoy uno de los principales problemas de salud y una de las principales causas de baja laboral. Un trastorno del estado de ánimo que afecta a la actividad normal y rutinaria de la persona, a nivel emocional, cognitivo, social e incluso físico.
Cuando perdemos el interés por todo lo que ocurre en la nuestra vida nos sumergimos en estados de ánimos depresivos, un modo existencial en el que nada de lo que pasa nos inspira curiosidad o deseo, nos aislamos e incluso evitamos situaciones que nos conectan con las ganas de estar en la vida y participar en ella.
En estos casos es recomendable buscar ayuda profesional.
Cuando determinadas situaciones nos hacen mucho daño y no podemos sostenerlas ni comprenderlas, cruzamos un umbral, un límite, y salimos fuera de la realidad que habitamos para construir un mundo alternativo, creando un mundo donde este sufrimiento no esté presente o al menos no seamos conscientes de él, que nos permita ir sobreviviendo, pero un tanto apartados de esa realidad.
Un psicoterapeuta podrá ofrecer una presencia que permita ir reconectando poco a poco de nuevo con nosotros mismo y con nuestro entorno.
Varias son las transiciones evolutivas que atravesamos a lo largo de nuestra vida. También en ocasiones nos ocurren sucesos que trastocan nuestra existencia.
Si en algunas de ellas hay momentos en los que nos sentimos perdidos, confusos, desorientados, como si no supiésemos como seguir ni quiénes somos, es momento de replantearnos aquello que hasta el momento constituía las bases de nuestra forma de vivir y que considerábamos como propio e inalterable.
Nos preguntamos cosas como: ¿Cómo estoy viviendo?, ¿Y si no soy más ese que era?, ¿Quiero cambiar? y si es así, ¿soy capaz de hacerlo y hacia dónde?, ¿Qué será de mí en el futuro?
Ante crisis existenciales necesitamos mirarnos y mirar a nuestro alrededor, dar pasos hacia caminos diferentes y quizá plantearnos nuevos proyectos de vida.
Dificultades en la crianza
Los padres nos enfrentamos a la crianza sin tener claro cómo hacerlo. Brindar el soporte necesario y preparar a nuestros hijos para la vida es un reto diario donde seguro van a surgir dificultades, momentos de dudas y diferencias de opinión.
Pueden hacernos acudir a terapia síntomas como agresividad, aislamiento, hiperactividad, miedos, bajo rendimiento escolar, dificultades relacionales, insomnio, apatía…
Nuestro punto de vista de la crianza es relacional. No es el niño de forma aislada el que «tiene problemas», sino que es la dinámica familiar la que moviliza al niño a ajustarse mediante formas sintomáticas.
Por lo que es importante que el niño acuda a las sesiones acompañado de los padres.