Sentir, hacer, pensar… 7 Niveles de experiencia.
Hoy voy a presentar un tema quizá más complejo y elaborado de lo habitual. Se trata de una clasificación de las diferentes formas en que las personas podemos experimentar la vida, o sea, de los distintos tipos de vivencias que podemos tener. Como toda clasificación, el modelo gráfico que voy a exponer, es necesariamente reduccionista y simplista, y no pretende ser algo exhaustivo ni cerrado. Pero nos puede ayudar a dar sentido, en alguna ocasión, a algunas de las vivencias que experimentamos cada día.
Nuestro punto de partida es que todas nuestras vivencias, cada una de nuestras maneras de experimentar, es decir, nuestras formas de ser conscientes de algo, son movimientos que están buscando la autorregulación de una situación como totalidad, formada por nuestro organismo y por su entorno. Por ello, podemos decir que cada pensamiento, sensación, acción o sentimiento que tenemos, tiene siempre un sentido. Y este sentido es la búsqueda del equilibrio más simple posible de la situación que forman un organismo en interacción con su entorno. Resumo diciendo que son estas interacciones que todo organismo mantiene con su entorno en busca del equilibrio más simple posible de la situación que ambos conforman, lo que vamos a clasificar a continuación en 7 niveles de experiencia.
Nivel 1
En un primer nivel tendríamos los procesos físicos, químicos, biológicos y fisiológicos. Como la gravedad atrayéndonos hacia el suelo, la presión atmosférica que mantienen nuestra estructura corporal, el proceso de termorregulación, la transformación de nutrientes en energía, el funcionamiento celular, cerebral, endocrino, muscular, etc. También podemos incluir en este nivel, las posturas, movimientos y reacciones instintivas. Así, hablamos aquí de lo relativo al funcionamiento corporal físico, que es nuestro sostén y nuestro apoyo más básico.
Es un funcionamiento que, en su mayor parte, es innato, es decir, ya está activo desde nuestro nacimiento. Pero que a su vez se va a ir modulando y transformando, debido a las condiciones ambientales cambiantes, a nuestra forma de vivir, de relacionarnos o de alimentarnos.
En su mayor parte funciona de manera autónoma, es decir, sin necesidad de consciencia, sin precisar de nuestra atención ni de nuestra intervención.
Nivel 2
En un segundo nivel colocaríamos nuestra manera habitual de comportarnos, de relacionarnos o de pensar. Percibimos nuestro entorno según lo ya conocido, y nos desenvolvemos en él siguiendo hábitos aprendidos. Podemos incluir también nuestros conocimientos y creencias firmes, y la imagen que hemos construido de nosotros mismos y del mundo. También los condicionamientos que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra historia. Así como las normas, valores, guiones de vida, lenguaje, prejuicios… tanto explícitos como implícitos, que hemos ido adquiriendo de nuestro contexto cultural, histórico y familiar.
También se encuentran aquí las respuestas reactivas aprendidas, es decir, las que hacemos de manera automática, no deliberada.
Vivimos así dentro de los límites de lo conocido, en el ámbito de lo rutinario, de manera segura, recorriendo caminos ya trazados, donde no hay contacto con la novedad y nada nuevo se produce.
Este nivel nos ofrece un suelo firme donde pisar y desenvolvernos en el día a día, sin necesidad de invertir demasiada energía, que así podemos destinar a los siguientes niveles que ahora veremos.
Nivel 3
A partir del tercer nivel ya comienza el contacto con la novedad. Es donde realmente podemos decir que empezamos a ser conscientes, ya que algo distinto a lo habitual nos afecta psicológicamente. En este nivel sentimos los impactos en nuestro cuerpo de las fuerzas en movimiento presentes en la situación donde estamos. Pero, así como en el nivel 1 hablábamos del cuerpo físico, aquí hablamos del cuerpo sentido, es decir, recorrido por sensaciones, el cuerpo vivido.
Comenzamos pues, a sentir ligeras sensaciones corporales, a hacer pequeños movimientos de reajuste en relación a lo que nos rodea, algunas imágenes mentales o recuerdos nos pueden surgir de repente o también podemos percibir ciertas cualidades de la nueva situación. Son sensaciones indefinidas, leves y cambiantes. No podemos comprenderlas todavía, no sabemos hacia dónde se dirigen ni cuál es su finalidad. Simplemente aparecen en nuestra experiencia. Nos movemos en el ámbito de lo suave, difuso e indeterminado. Es esta la manera en la que comenzamos a sentirnos afectados por la situación nueva, proporcionándonos una primera información sobre ella.
Esto que sentimos no podemos atribuirlo exclusivamente a nosotros ni exclusivamente al otro, de momento es algo indiferenciado, podríamos decir que flota en el ambiente.
Para ilustrar mejor este nivel nos podemos imaginar entrando en un lugar nuevo donde hay personas que no conocemos. Al momento de entrar, podemos comenzar a sentirnos un poco paralizados, mirar en dirección al suelo, dar algunos pasos dudosos y sin orientación, sentirnos pequeños o sentir una presión en el estómago. También nos puede venir a la mente algún recuerdo de una situación pasada o podemos ponernos a tararear alguna cancioncilla sin casi darnos cuenta. Todo esto que estamos sintiendo y haciendo, no podemos decir que sea algo creado exclusivamente por mí ni por mi entorno, sino que pertenece a la situación como conjunto. Es algo indiferenciado que pertenece a ambos polos a la vez. Y nos aporta una primera información de la nueva situación.
Nivel 4
En un cuarto nivel, todas estas sensaciones, movimientos e imágenes, sutiles e inconexas del nivel anterior, se van agrupando en alguna dirección. En algo que ya podemos identificar, dar nombre y empezar a reconocer como propio. Entramos así en el mundo de los apetitos, de los deseos. Así, ya podemos experimentar un movimiento algo más definido hacia alguna dirección, hacia la que tendemos a dirigirnos. También algo de nuestro entorno nos puede llamar especialmente la atención, ya sea provocándonos atracción o rechazo. Deseamos entonces hacer algo, aunque todavía no estamos del todo comprometidos, por lo que aún no llevamos a cabo ninguna acción clara y directa.
Aquí ya puedo empezar a distinguir entre lo mío y lo tuyo, atribuir el deseo que siento a este polo de la situación, comenzando así a diferenciarme de ti. En este nivel podemos hablar de una constante influencia mutua. Puedo decir que yo siento esto ahora contigo, por la manera en la que tú estás ahora conmigo, y viceversa. Cada movimiento tuyo influirá en el mío, que a su vez influirá en el tuyo. Es decir, nos vamos co-construyendo o co-creando mutuamente a cada paso.
Nivel 5
El quinto nivel corresponde a la acción. Comienza con la vivencia de alguna emoción, que podemos decir que es un movimiento que me diferencia aún más de lo que me rodea, pero que a la vez me mantiene conectado activamente a eso. Por ejemplo, cuando siento miedo, me diferencio de la cosa que digo que me produce miedo. Pero a su vez, me mantengo atento y alerta a lo que considero peligroso. La emoción es la que aporta la energía y la dirección a este nivel.
También se encuentra aquí el proceso de elección y rechazo de alternativas, hasta que llegamos a tener claro qué es lo que quiero, cuál es mi objetivo. Así puedo planificar el camino que voy a recorrer hasta conseguirlo. Voy a ejercer un control sobre mí mismo y sobre lo que me rodea, ya que tengo claro el camino que voy a seguir. Tanto mi propio cuerpo como el entorno que me rodea, nos convertimos en medios e instrumentos al servicio de una meta. Nos posicionamos así en una actitud que podemos llamar utilitarista.
Hay cierta sensación de estar separados del entorno. La distinción yo-mundo es aquí muy marcada y clara. Es el nivel del individualismo y el instrumentalismo.
Las vivencias que experimentamos en este nivel suelen estar cargadas de intensidad, son definidas y excitantes.
Nivel 6
El sexto nivel se produce cuando estamos totalmente implicados en alguna actividad, absorbidos en una experiencia que vivimos como plena. De tal manera que llena todo nuestro interés y es todo nuestro mundo. Cuando estamos haciendo algo que nos apasiona, todos nuestros sentidos están ahí, no hay nada más en ese momento, hasta el punto que no hay un yo ni un otro como seres separados, sino que vivimos plenamente en el entre, en la frontera que nos une.
La actitud predominante es la espontaneidad, trasformando nuestro entorno a la vez que nos dejamos trasformar por él, somos activos y pasivos a la vez.
Es el nivel en el que vuelve el equilibrio a la situación. Donde las tensiones que movilizaron las interacciones organismo/entorno se van relajando, ya que ambos se han ido reconfigurando para alcanzar el equilibrio más simple posible. Podríamos decir que aparece un estado de paz y tranquilidad.
Éste es además el nivel de los sentimientos, que son más estables y duraderos que las sensaciones del nivel 4 o que las emociones del nivel 5. Son estados de tal entrega e implicación que incluso nos llegamos a olvidar de nosotros mismos. Podríamos decir que los sentimientos son incluso más grandes que las personas que los sienten, que las trascienden. Y pueden estar presentes y activas hasta una vida entera. De esta manera, nos podemos entregar completamente y de por vida en el amor o en la venganza.
Nivel 7
El nivel siete se pone en marcha cuando el problema al que nos enfrentamos es demasiado complicado para hacerle frente de un modo directo. De modo que, para tratar de resolverlo, nos abstraemos de nuestro entorno presente inmediato y de nuestro propio cuerpo sentido. Es así como vamos a poder observar desde fuera el problema y tomar distancia para poder obtener una visión del conjunto de la situación. Desarrollamos así una mirada más compleja y de amplio espectro.
Es el mundo de los pensamientos abstractos, los análisis elaborados, las fantasías. Imaginamos así otras situaciones posibles, nos adentramos en ensoñaciones y fabulaciones, variamos nuestro punto de vista o ideamos creaciones novedosas.
Nos permite también mirarnos a nosotros mismos y ser conscientes de nuestras propias vivencias.
Este último nivel es el que nos diferencia del resto de los animales. El exclusivamente humano, ya que todos los anteriores los compartimos con otras muchas especies.
Comentarios finales
Y una vez vistos los 7 niveles de experiencia, quiero acabar este vídeo con 3 breves comentarios:
El primero es que en este gráfico no hemos representado las experiencias psicopatológicas. Que aparecen cuando las interacciones entre organismo y entorno están detenidas o no se pueden desarrollar en alguno de los niveles que hemos visto. De tal manera que la situación como totalidad se mantiene desrregulada, a veces como la única forma posible dadas las circunstancias presentes.
También quiero decir que todos los niveles están íntimamente relacionados entre sí, en una mutua influencia constante, formando una sola totalidad. Así, no podemos decir que, por ejemplo, el pensar vaya siempre antes que el sentir o que el hacer, ni al contrario.Todos los niveles se apoyan, sustentan y modifican constante y mutuamente entre sí, formando un solo funcionamiento, el funcionamiento humano. Cuando uno es figura, es decir, está presente para nosotros, el resto permanece en el fondo como suelo en el que apoyarse. En otro momento, algún nivel de los que permanecían en el fondo, surge como figura, y el que era figura hasta ese momento pasa a formar parte del fondo. Para ayudarnos a tener una imagen mental más clara, podríamos poner el símil de una ola en movimiento.
Y para finalizar me gustaría añadir que, según esta forma de mirar las experiencias humanas, ninguna puede ser considerada como loca o arbitraria. Como dijimos al principio, cada vivencia tiene un sentido, aunque a veces no seamos capaces de verlo, el de procurar la regulación de la situación de la que formamos parte. Así, esta manera de entender al ser humano, nos invita a mirar cada acto de cada persona, cuanto menos, con respeto y comprensión.
Paco Giner
Psicólogo y Terapeuta Gestalt
Movimiento Psicólogos Valencia
Autores consultados: Frederick Perls / Paul Goodman, Georges Wollants, Gianni Francesetti, Jean-Marie Robine y Mônica Botelho Alvim.
Adjunto el gráfico del vídeo:
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